sábado, 6 de noviembre de 2010

SOBRESALTO


señal de peligro: CAVE LIBRUM!

Me doy una vuelta por la blogosfera después de una buena temporada lejos de ella y me quedo patidifusa y asustada ante las siguientes perlas, que apuntan una preocupante tendencia:

En la última entrada de su blog Mary Beard comenta su pasmo al enterarse de que en la universidad de Liverpool los profesores deben censurar las diapositivas que pasan a sus estudiantes porque así lo exigen las normas de la Universidad. El ejemplo concreto que comenta es el de un pase de diapositivas de cerámica griega en una conferencia sobre "Arte jonio e identidad" , en una de cuyas imágenes se habían cubierto con una estrellita los genitales de un sátiro.

Por otra parte, en la sección de ciencia de Microsiervos me entero de que a un profesor de la Universidad de Castilla -La Mancha le ha caído una multa de 204 euros por llamar "vulgares estafadores" a los organizadores de un seminario sobre espiritismo cuando protestaba por el uso indebido que los organizadores hicieron del logo de la Universidad para revestir de cierto prestigio sus opiniones.

Todo ello me recuerda el reciente artículo de Javier Marías en su sección La zona fantasma , en el que se quejaba amargamente del desprestigio de la razón y la argumentación de las opiniones que se da actualmente.

Ahora ya no me queda tan lejos lo de Estado Unidos, donde desde 1982, por iniciativa de la ALA (Asociación Americana de Bibliotecarios) y con el fin de defender la libertad intelectual, se celebra cada año a finales de Septiembre la Banned Books week (Semana de los libros prohibidos) como llamada de atención sobre la importancia de asegurar la disponibilidad de puntos de vista impopulares o poco ortodoxos a todo el que quiera leerlos o acceder a ellos . En ese país el simple hecho de que un padre cuestione alguna de las lecturas que los profesores o el currículo han establecido para su hijo provoca que ese libro sea retirado de la lista de lecturas por todo el colegio. Así, clásicos como"El guardián entre el centeno" de Salinger o "Las aventuras de Huckleberry Finn" de Twain están entre los diez títulos más cuestionados por su contenido.

¡Por Atenea!¡Qué niebla!. ¿Habrá que empezar a salir a la calle con un candil encendido como Diógenes?

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