domingo, 7 de diciembre de 2014

Consejos a un príncipe

Ruinas de Salamina, Chipre, ciudad sobre la que se disponía a gobernar Nicocles, el destinatario de los consejos


  (Foto de George M.Groutas en Flickr)

      Ἄρχε σαυτοῦ μηδὲν ἧττον ἢ τῶν ἄλλων, καὶ τοῦθ' ἡγοῦ βασιλικώτατον, ἂν μηδεμιᾷ δουλεύῃς τῶν ἡδονῶν, ἀλλὰ κρατῆς τῶν ἐπιθυμιῶν μᾶλλον ἢ τῶν πολιτῶν.
Μηδεμίαν συνουσίαν εἰκῇ προσδέχου μηδ' ἀλογίστως, ἀλλ' ἐπ' ἐκείναις ταῖς διατριβαῖς ἔθιζε σαυτὸν χαίρειν, ἐξ ὧν αὐτός τ' ἐπιδώσεις καὶ τοῖς ἄλλοις βελτίων εἶναι δόξεις.

     Gobiérnate a ti mismo no menos que a los demás, y piensa que lo más propio de un rey es esto: no ser esclavo de ningún placer sino dominar las pasiones más que a los ciudadanos.. [No aceptes ninguna compañía producto del azar ni irreflexiva]; por el contrario, acostúmbrate a gozar de aquellas ocupaciones con las que progresarás y parecerás mejor a los demás…

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       Μὴ τοὺς μὲν ἄλλους ἀξίου κοσμίως ζῆν τοὺς δὲ βασιλεῖς ἀτάκτως, ἀλλὰ τὴν σαυτοῦ σωφροσύνην παράδειγμα τοῖς ἄλλοις καθίστη, γιγνώσκων ὅτι τὸ τῆς πόλεως ὅλης ἦθος ὁμοιοῦται τοῖς ἄρχουσιν.
Σημεῖον ἔστω σοι τοῦ καλῶς βασιλεύειν, ἂν τοὺς ἀρχομένους ὁρᾷς εὐπορωτέρους καὶ σωφρονεστέρους γιγνομένους διὰ τὴν σὴν ἐπιμέλειαν.

     No te parezca bien que los demás vivan con orden, y  los reyes, en cambio, desordenadamente; antes bien, pon tu propia prudencia como ejemplo para los demás, sabedor de que la manera de vivir de toda la ciudad concuerda con sus gobernantes .  Sea para ti una señal de tu buen reinado el ver que tus súbditos son más ricos y prudentes gracias a tu cuidado.

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      Σοφοὺς νόμιζε μὴ τοὺς ἀκριβῶς περὶ μικρῶν ἐρίζοντας, ἀλλὰ τοὺς εὖ περὶ τῶν μεγίστων λέγοντας, μηδὲ τοὺς τοῖς μὲν ἄλλοις εὐδαιμονίαν ὑπισχνουμένους, αὐτοὺς δ' ἐν πολλαῖς ἀπορίαις ὄντας, ἀλλὰ τοὺς μέτρια μὲν περὶ αὑτῶν λέγοντας, ὁμιλεῖν δὲ καὶ τοῖς πράγμασι καὶ τοῖς ἀνθρώποις δυναμένους, καὶ μὴ διαταραττομένους ἐν ταῖς τοῦ βίου μεταβολαῖς, ἀλλὰ καλῶς καὶ μετρίως καὶ τὰς συμφορὰς καὶ τὰς εὐτυχίας φέρειν ἐπισταμένους

      Considera sabios no a los que disputan sobre cosas de poca importancia con prolijidad, sino a quienes hablan bien de las importantes; tampoco a los que prometen a los demás la felicidad, cuando ellos están en muchos apuros, sino a los que hablan de sí mismos con mesura, saben manejarse en la vida normal y tratar con los hombres, y no se trastornan en los vaivenes de la vida, sino que saben soportar bien y con moderación tanto las desgracias como las prosperidades.

Isócrates, A  Nicocles 29,31 y 39 . Traducción de  Juan Manuel Guzmán Hermida, en  Bibioteca clásica Gredos, Editorial Gredos



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