
Seguro que la mayoría de vosotros ya sabréis que la imagen que nos hacemos del mundo griego actualmente es, en realidad, una idealización que en muchos aspectos poco tiene que ver con la realidad.
Por ejemplo, las estatuas y los templos griegos, de los cuales admiramos el aspecto que han adquirido tras largos siglos de olvido y la rica pátina con que el paso del tiempo los ha adornado , ofrecían en la antigüedad una estampa muy distinta porque estaban ricamente policromados. Podéis haceros una idea visitando este interesante artículo del canal ARTE TV donde se reseña una exposición titulada "Dioses en color" que se celebra actualmente en Francfurt y se incluye una presentación de algunas de las obras expuestas. Si podéis leer el alemán y os interesa cómo se ha hecho la restauración de la policromía seguro que disfrutaréis con esto.
Para comparar podéis daros una vuelta por aquí, donde encontraréis un vídeo sobre la exposición de escultura clásica que se exhibe actualmente en el Museo Nacional del Prado, o por aquí donde se ven unas magníficas fotos de las estatuas que decoraban el templo de Atenea en Egina albergadas actualmente en la gliptoteca de Munich, el mismo al que pertenece el arquero troyano que ilustra la entrada de hoy.