Gracias al boletín de etimología A word a day, al que estoy suscrita hace tiempo, me enteré de que en Estados Unidos se celebra en esta última semana de Septiembre desde el año 1982 la Banned Books week (semana de los libros prohibidos). La semana tiene por objeto celebrar el derecho a la libertad de lectura y denunciar la censura y los ataques que en nuestros días afectan a algunos libros y autores.
La ALA (Asociación Americana de Bibliotecarios), que promueve y apoya esta iniciativa, explica así su principal razón de ser:
"La libertad intelectual, la libertad de acceder a la información y expresar las ideas, aun cuando la información y las ideas se puedan considerar heterodoxas o impopulares, está en la base de la Semana de los Libros Censurados. Esta semana pone de relieve la importancia de asegurar la disponibilidad de puntos de vista impopulares o poco ortodoxos a todo el que quiera leerlos o acceder a ellos."
Parece ser que, en muchos casos, el simple hecho de que un padre cuestione alguna de las lecturas que los profesores o el currículo han establecido para su hijo provoca la retirada de ese libro de la lista de lecturas del colegio.
En ediciones anteriores podías encontrar clásicos como"El guardián entre el centeno" de Salinger o "Las aventuras de Huckleberry Finn" de Twain entre los diez títulos más cuestionados por su contenido.
Este año, los títulos que más me llaman la atención en la lista de los más censurados para los lectores jóvenes son los de dos autores de origen oriental: el cómic Persépolis de la iraní Marjan Satrapi y Cometas en el cielo del escritor de ascendencia afgana Khaled Hosseini. Amba ibras fueron llevadas al cine y las películas resultantes fueron nominadas para los Oscars de Holliwood.
Leer las razones para impedir que la obra fuera leida por los alumnos más jóvenes p en el interesante estudio del caso Persépolis que la propia página de la semana publica es no sólo ilustrativo de la situación sino bastante inquietante:
Un padre del centro de Illinois consideró que la recomendación de lectura de una obra sobre musulmanes en el aniversario del 11 de Septiembre era algo muy cuestionable . Afortunadamente el resto de los padres no apoyaron su postura y la recomendación se mantuvo.
En Chicago, cuando se preguntó a la autoridad educativa competente por su decisión de pedir a los directores de los centros de Secundaria que no se permitiera la lectura de la obra en las clases, la respuesta fue que contenía "lenguaje gráfico e imágenes no apropiadas para el uso generalizado". A esto los propios alumnos contestaron que las pocas imágenes que muestran las torturas del régimen iraní no son peores que las que ilustran los capítulos de sus libros de historia sobre el Holocausto o la esclavitud y que muchos de ellos conviven con la violencia cotidiana en sus barrios. Como resultado de la polémica, los profesores de los grados 7 y 8 que quieran leer la obra con sus alumnos ¡deberán seguir previamente una formación suplementaria!
Me pregunto si esto puede llegar a ocurrir en un país con un índice de lectura tan bajo como el nuestro, donde lo raro es que los padres lean los libros que los profesores recomiendan a sus hijos.
foto de Florian_b en Flickr |
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