Hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, según el calendario de la UNESCO, es un día tan bueno como otro cualquiera para reflexionar sobre esta lacra que, lejos de disminuir, parece recrudecerse de nuevo, al menos en esta Europa que tan poco honor está haciendo a los valores de los que dice ser la cuna y hogar.
Os dejo primero un texto sobre el combate contra la intolerancia del recientemente fallecido Umberto Eco. Luego algunas referencias de actividades en las que podemos implicarnos, si queremos contribuir y educarnos.
(Umberto Eco. Imagen encontrada en TVblog.it)
Los intelectuales no pueden luchar contra la intolerancia salvaje, pues, frente a la pura animalidad sin pensamiento, el pensamiento está desarmado. Pero es demasiado tarde cuando se enfrentan a la intolerancia doctrinal, porque cuando la intolerancia se hace doctrinal, es demasiado tarde para combatirla, y aquellos que debieran hacerlo se convierten en las primeras víctimas.
Y sin embargo, ahí está el deasafío. Educar en la tolerancia a los adultos que se disparan por razones étnicas y religiosas es tiempo perdido. Demasiado tarde. Así pues, la intolerancia salvaje se combate en la raíz, por medio de una educación constante que debe comenzar desde la más tierna infancia, antes de que se escriba en un libro, y antes de que se convierta en una corteza de comportamiento demasiado gruesa y dura.
Las migraciones, la tolerancia y lo intolerable. Cinqui ecritti morali. Umberto Eco (ed.Bompiani 1997)
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